Carta a un vagabundo: el valor de la vida

Des del bloc Imaginar sonrisas, he llegit Carta a un vagabundo, un escrit molt bonic i tendre que ens farà reflexionar sobre el valor de la vida i de les petites coses que ens la conformen.  El fet que una persona sigui pobre no significa necessàriament que l'hàgim d'excloure de la nostra societat, sinó tot el contrari. De vegades, no som capaços de valorar les coses fins que les hem perdudes, en aquest aspecte Carta a un vagabundo ens descriu la vida d'un vagabund que, tot i que segurament, viu una vida diferent a la majoria de les persones (econòmicament parlant) és capaç de valorar el sentit de la vida, la felicitat: tot un exemple per la majoria de les persones.

CARTA A UN VAGABUNDO

Estimado vagabundo,

Me decido a escribirle porque siento la imperiosa necesidad de agradecerle varias cosas, aunque le parezca extraño:

Gracias por haber elegido como vivienda el banco de la plaza que puedo ver desde mi ventana. Sé que en su elección no disponía de demasiadas opciones, pero está en ese banco y en esa plaza, y no en otra.

Gracias por su presencia serena, respetuosa, digna.

Gracias porque no abandona el orden en su vida, (y a todos se nos contagia un poco), preparando su "cama" puntualmente con la llegada de las primeras estrellas, y estando en pie cada mañana a las 7h, llueva o truene. Es usted un ejemplo de constancia.

Gracias porque nos enseña a todos los que pasamos por su lado, o le observamos por una ventana, que las pertenencias de una vida caben en el carro de un supermercado, y sobra espacio.

Gracias porque siempre tiene tiempo para escuchar a los transeúntes que se paran a desahogarse en su silencio, ¿qué importa si lo hace acompañándose de un cartón de vino?, lo hace y es lo que cuenta.

Usted me recuerda cada día el mundo en que vivo, donde la caridad está por encima de la solución, donde todos creemos tener más prisa de la que en realidad tenemos, donde las personas ya nos estamos yendo cuando todavía no hemos llegado, donde saber parar, mirar y sentir está reservado para unos pocos. Todo esto que me enseña me hace más sensible y al mismo tiempo más fuerte, gracias.

Y gracias muy especialmente porque usted es parte de la sociedad que educa a mis hijos con su presencia, con sus palabras, con su silencio...

Atentamente,

La que pasea al perro por su plaza bien entrada la noche
y lo hace de puntillas para no perturbar su sueño.


PD. Por favor, cuídese esa tos.

Comentaris

Unknown ha dit…
El que compten són les actituds no les paraules, car no hi hauria indigents ni bona gent i nens/es innocents passant-ho malament si els discursos fossin reals i no només per quedar bé, com passa en la majoria dels casos! És molt fàcil parlar des de fora, sense patir el que pateixen els i les que es troben en aquestes situacions tan inhumanes i consentides per, gairebé, tothom!